sábado, 22 de marzo de 2014

Empatía




Tantas cosas: tú tan triste…
Y vuelvo a sentir mi lejana, próxima agonía.

Tú en el abismo, yo me vi y me veo, me veré en el suelo.
Tristes los ojos, tú perdido.

Triste la mirada, yo en el duelo,
Triste la desolación, yo me cobijo.

La mañana no llega y el viaje en autobús
es eterna,
o en avión, es eterna.

Me tomo una foto, te tomas una foto,
nos tomamos un instante de futuro:
somos la foto, somos el futuro.

Ha muerto una generación y nace un gesto,
el mismo que será recordado cuando tantos ritos
se hayan llevado a cabo.

Enciendo una vela, la luz en el horizonte es tu mirada en el autobús,
o en el avión, no importa:

Ellos han muerto, tú sigues vivo, tú sigues a la espera
de otras muertes, la tuya,
pero antes de la ellos.

Desolación, tristeza.

No hay nada que hacer en un viaje en autobús, o en avión
ni con la imagen de uno en una breve instantánea,
en una fotografía que te tomas a ti mismo, a ti misma,
y que es la señal de tu presente, es la señal de tu futuro.