lunes, 3 de enero de 2011

Ya todos nos conocíamos de antes

Sabía, con toda precisión que mi padre era yo, aunque sin sus excesos y sin su necesidad de castrar a sus hijos, al menos de forma psicológica. Mi padre, claro, había muerto dos meses antes de que yo.... naciera.

Mis hermanos mayores no sabían que yo era su padre, pero me detestaron desde el primer instante de mi nacimiento y juraban, aunque supieran que era una mentira, que mi madre había tenido una relación intensa con un hombre venido de la costa veracruzana.

Mi hermano mayor me torturaba pues pensaba que yo era el hijo de una relación impropia entre mi madre y un vendedor de medias de nylon.

Mis otros hermanos me miraban con reservas y me hacían notar todo el tiempo que yo tenía los ojos negros, el cabello negro, la piel morena y ellos eran rubios y de ojos azules.

Nunca supieron que yo en realidad era su padre.

Alderabán

Alderabán es, a veces, una estrella.


y, a veces:

Es un puñado de equivocaciones.

Un barco.

Una conspiración.

Un discurso.

Un amasijo de torpes elucubraciones.

Una luz.

Un signo.



Es solamente una palabra.



Sueño

Exploro nuevas tierras.


Hay nuevos colores en el piso.

Las líneas de mi mano

han formado nuevos capítulos.

Las dimensiones del acuario ya no son

las mismas.



Se han abierto nuevos túneles,

nuevos pasillos,

otras habitaciones,

¿Quién vive aquí cuando yo no estoy?



A qué calles dan esas ventanas.

¿Por qué no puedo entrar a esas habitaciones

donde nadie, nunca,

ha dormido?



Había nuevos colores

Había nuevos colores en las paredes, otros cuadros, nuevas puertas. Torpe, empujé la del fondo, de madera fina. Al final del largo pasillo vislumbré su saludo. Me invitaba, pensé. Era un gesto de alguna manera conocido. Mis pasos firmes fueron a su encuentro. Fue la primera de innumerables batallas.

y todos los poemas que desaparecen

Y todos los poemas que desaparecen,


Los de un rostro retratado

con su cara formal,

el de ese instante burocrático, cuando,

a la urgencia del trámite

tomaron entes

atribulados

no tanto como tú

con tu mochila a cuestas

llena de improperios preparados

de últimas rendiciones

no sin aviso de procacidad

mayúscula.

Tu mansedumbre desdeñada

No estaría ya en tus planes

En tu rabia contenida detrás de esa última imagen, la del lunes

Por la mañana

Ésa, en la que, finalmente, después

De tanta ira preparada

Fuiste a dejar en esa imagen última,

La que súbitamente cambió cuando

Lograste el triunfo inesperado.



Todo lo que uno sabe

TODO LO QUE UNO SABE SE ESFUMA






Todo lo que uno sabe se esfuma

Y está presente.



La música nos salva.



Un poema

Me salva.



El día va mal

Para todos casi.

Para mí va mal.

No soy de los inmunes.



En los huecos del aire

algunas recompensas me sostienen:



Encuentro

En la calle

Un billete de alta denominación.



Descubro a Yann Tiersen.



Me vengo como un Dios

Con mi mejor amante.



La música me salva.

La poesía me salva.





El desastre llega a veces para todos,

Pero hay algunas recompensas,

Pocas,

Invaluables.



La enfermedad nos amenaza.

La Muerte está al alcance de mi mano izquierda,

También está en el minuto veintitrés

De pasado mañana. Y no siempre son

los sueños el remedio.





A veces un poema me salva

Y la música, ya se sabe.





El poema llega,

Me descubre,

Lo descubro,

Llega.



La música

Es también

Un poema.

LUNA ROJA

Eclipse de luna roja, diciembre de 2010


















LUNA ROJA




Luna llena que todo lo salvas,

Estoy aquí,

Entre el Circo

Y mi circunstancia.



Luna llena, ahora de eclipse,

Se diría que no estás, y estás,

en la azotea.



Abro algunas ventanitas

y me asomas,

tú me asomas,

como una cabeza,

A la cabeza

de mi cabeza,

Luna.



Luna llena que siempre sales cada noche,

Me entregas una luna nueva y una luna llena

Y también a pedacitos me entregas,

Luna,

La misma luna

Y las distintas.



Ahora te veo por internet,

Desde la azotea,

Te comparto con Hugo, con mi amigo,

desde el poema también, ya se sabe,

de Lorca,

Desde mi infinito amor,

A todos los que amo,

A los que amo más un día que otro,

A los que amé ayer en la noche,

A los que espero amar todas las noches,

Diferente amor, y el mismo, el mío,

Luna,

Luna,

Luna.

LUNA ROJA.



Para tu piel


Para Noé



Para tu piel:

Alado mío,

tuyo despierto.

Aliado tuyo,

despierto al lado tuyo.

Despierto alado yo también.



Para ti

Para encontrarte

Para mirarte

Para besarte

Para tu piel es mi boca

Para tu piel mi fascinación

Para tu piel mis días

Mis noches

Nuestras noches y días

Nuestros somos

Mío despiertas

Tuyo soy



TE AMO

Benja

11 de diciembre de 2010

No soy mi imagen

Benjamín Gavarre


No soy mi imagen


















 Yo soy. Es tan fácil decirlo, pero... ¿Quién puede decir: “YO SOY” con absoluta seguridad?


A veces pienso que yo soy mi nombre... y no es cierto. Otras veces pienso que yo soy lo que hago. Hay quienes piensan: ¿Yo soy lo que los demás piensan que soy?


Sin embargo: Yo no soy mi nombre. No soy lo que hago. No soy lo que otras personas piensan que soy.


Otros más, muy narcisistas, se ven desde afuera como si fueran “el Otro” de sí mismos: ellos hablan de sí mismos como si fueran otra persona: Él o ella no están de acuerdo con la política del país. Él o ella van a cantar el mes que entra en la ópera de París. Él o ella piensan que ellos no son sino una persona distinta y más importante de lo que ellos son. Son ellos, pero son distintos. Son el Otro.












Cuando vemos una fotografía de cuando éramos jóvenes, nos sentimos a veces incómodos, a veces orgullosos. La fotografía detiene el tiempo, ya se sabe. Ya no soy ese que fui. Esa imagen que veo es un engaño. Y sin embargo, esa fotografía detenida en el tiempo va a estar en el mundo muchos, muchos años después de que yo haya muerto. La fotografía es un instante detenido.


Imagen de mí mismo. Cuando un extraño contempla mi imagen se contempla a si mismo. El Otro tiene una idea preconcebida de cómo son los demás. Yo sé que soy joven o viejo. Yo sé que soy hombre o soy mujer. Sé que soy mexicano o alemán. ¿Pero cuando veo al otro? Cuando veo al que se toma la fotografía a sí mismo. Cuando contemplo lo que el Otro piensa que él mismo es... Entonces la imagen de El Otro la traduzco, la interpreto: Ella es una vieja. El es un niño. Ella es una mujer alemana. El es un indio mexicano. Los estereotipos funcionan casi siempre mal. El es gay, Ella es lesbiana. A veces hay toda una incongruencia cuando alguien desprevenido dice: Entonces: “¿Sor Juana era gay?”(!).






La imagen de mí mismo está siempre reconstruida por lo que yo pienso de mí mismo. La imagen de mí mismo es reconstruida por otros. Otros la interpretan. Otros expresan sus ideas sobre la imagen que contemplan. Yo me contemplo a mí mismo y digo: este soy, este fui. Yo no lo sé de cierto, pero esta imagen que veo: Soy Yo.


Imagen de mí mismo.


A veces ya no sé quien soy. Soy el fotógrafo. Soy el hijo, soy la madre, la esposa, soy el que fui, soy el que seré. Los viejos con Altzheimer tiene la rara circunstancia del olvido. Ya no saben quiénes fueron. No saben ni siquiera quién es el otro. Preguntan: ¿Y tú quién eres? Y después de haber obtenido la respuesta, dos minutos después vuelven a preguntar: ¿Y tú quién eres? Poco después preguntan: ¿Y yo? ¿Tú sabes quién soy yo?






La mirada del Otro me confirma. Otros me dicen lo que soy. La mirada de mismo me interroga. Me dice en el espejo: éste soy, pero antes fui diferente. “Mira que si nos ven”, le dice una persona a otra. La forma en que nos ven los demás a veces nos define. Ellos dicen que soy un hombre. ¿Y yo? ¿Pienso que soy un hombre? ¿Soy una mujer? ¿Y cómo soy? Los demás piensan que soy bueno? ¿Piensan que soy raro? ¿Piensan que soy extraño? ¿Soy peligroso? ¿Inteligente? ¿Soy?




Muchos observan al otro con una mirada clara. Otras personas me ven antes de que me vean. Si yo soy judío, si soy mexicano, si soy oriental... Los demás ya me han visto. Tienen ideas estereotipadas de lo que es un judío, un mexicano, un oriental. Los demás a veces no me ven, sino que piensan que me ven. ¿Y yo? ¿Yo me miro realmente a mí antes de verme? ¿Yo soy el que refleja esa imagen? ¿Soy el que miran los demás en esa fotografía? ¿Soy esa fotografía? A veces sólo me miro los defectos. ¿Y yo soy esos defectos? No. Soy, pero no soy mi reflejo. Un signo es un signo cuando representa algo. Este que escribe soy yo, pero mis palabras sólo son mis palabras. Yo: soy solamente yo.








Benjamín Gavarre