Carne dispuesta a la llama, a la ceniza.
Carne hinchada de humores; va a reventar.
Y listo a quitarte el tenue pellejo,
yo también me desenfundo.
Y me da fuerte.
Y me llevo la cabaña al comedor.
Y como una sandía que se escapa sin querer dejar huella
de su carne roja,
nos hacemos derriterios,
¡y cómo arde!