MONASTERIO MARINO
A la cita inevitable
la ilumina tenue
la llama verde.
En la breve Nave
satisfago saladas imaginaciones.
Me llevan.
Derribamos el orden, el de afuera.
Celebramos:
frágiles y acorazados,
ávidos y atrevidos,
sucios y gozosos,
históricos y desgarbados,
inesperadas revelaciones
y conocidos, muy viejos.
Los mortales contemplamos la gloria,
la nuestra.
En la más insoslayable
sesión de miradas,
se ahoga y desahoga la cofradía
de miembros.
Como clásico matiz
un tercero sale.
Dejo el mundo.
A la cita inevitable
la ilumina tenue
la llama verde.
En la breve Nave
satisfago saladas imaginaciones.
Me llevan.
Derribamos el orden, el de afuera.
Celebramos:
frágiles y acorazados,
ávidos y atrevidos,
sucios y gozosos,
históricos y desgarbados,
inesperadas revelaciones
y conocidos, muy viejos.
Los mortales contemplamos la gloria,
la nuestra.
En la más insoslayable
sesión de miradas,
se ahoga y desahoga la cofradía
de miembros.
Como clásico matiz
un tercero sale.
Dejo el mundo.