Signos de colores me van, me vienen.
Son de un sujeto que no admite predicado.
Signos inmarcesibles como el mar abierto.
Tú eres el mar, tú eres mi constelación de Orión.
Signos de colores me dan de comer
y me hacen famélico a los orgasmos cotidianos.
Me ven venir signos inútiles.
Ahí les voy con alabastros sutiles
y otras prensas de luz pa que despierten.
Signos de colores para que me vengan
después a despertar los colibríes.
Signos de luz de luz abierta
para que canten cada día las palomas
que no lo hacen tan bien.
Signos que se me desbordan de la boca,
que van en caballo entre gigantes.
Signos de luz que me convocan
a una serenata en las mañanas de mi espera.
Signos de luz ahorita que todavía
no me he muerto de signos.
Signos de lujuria y de esperanza.
De una sábana que me acaricia y un olvido.
Signos de ti a quien sigo queriendo.
Tantos signos, de mi más interna leche para ti,
a quien siempre estaré esperando
cada mañana y cada noche.
Signos de un pesar de años,
De una espera sin fin.
Para quien siempre viene alado,
Al lado mío.
Tú.