viernes, 18 de febrero de 2011

PENNY LANE


















 Penny Lane me pone de buen humor.


La conocí en un rayado disco LP.


Sabía a dulce de mango y ciruela,


Penny Lane, la calle y la canción:


Hermosos, queridos


Beatles.






Se asoma una mujer con cara roja;


se sirve una copa y mueve dos velas


con sus manitas llenas de Channel


número Cinco; se muerde las ganas


de silbarle al mismo policía barbudo


de sus sueños de muchacha frágil.






Penny Lane es una estrella de cine,


¡Superstar!






Se diría que tiene mucha suerte rara


porque anda dando saltos por la vida


fácil y no quiere, se niega, a saber


nada de nada de epitafios ni malas compañías que la

vuelvan loca.






Un misterio de columpio vino a su


cabeza de trapecio incómodo.






Mis bebés me miran con sus ojos tiernos…



El cielo de diamantes mermelada


es nube de alegría perruna.



Son los niños de la casa,

son los niños que aúllan


con los Beatles…






Me llevan a ver a Penny Lane cada mañana.

Me exigen una vuelta más, otros árboles,

otros lugares.



Con su poderosa nariz laboratorio,


Se posan en cada esquina pertinente


y no hago sino seguir su mandato,



su benigno ser que mueve la cola…



Yo soy obediente con ellos,



Son mis dueños, ya qué.






El cristal de sus cuerpecitos breves me acompaña con la

música.



Me indican, me lamen, me olfatean.



Son los niños demandantes que he elegido, me dicen

dónde ir, qué decir, me dicen, si me duermo, que ya es

tiempo de salir de nuevo.






A mis perros les encanta Penny Lane.



No saben nada de oficinas,



Yo tampoco, siempre lo decidí así,



y soy feliz.




No saben de Música,


pero les gusta Penny Lane:



A mí también.