Estoy de ninguno para todos
Estoy de tu caminar de amarga miel.
En el árbol aéreo se despide la niebla sólida.
Estoy de ellos ensombrecido como una manzana.
Me resulta el yo de tu aroma pálido un querido
odio que nunca he sabido dejar al aire.
Estamos con los otros como los árboles que no tienen flores,
árboles que crecen hacia abajo y a lo lejos.
Estoy de ellos,
estamos ellos y ustedes, todos, menos los perros
que ya no saben cantar en inglés, ni las
las aves que nunca se han atrevido a aterrizar.