Otro jueves
Otro jueves.
Yo soy jueves.
Vienen siempre
Con los días.
Llevo meses
Conquistando
Los misterios
De los días
Más resueltos.
Me estremezco
Conquistando nuevos días,
Rescatando nuevos náufragos.
Rescatando
Los instantes, horas, días.
Los abrazos, caudas, olas.
Me hago torpe,
Lo confieso.
Tengo ganas de horadar el
Horizonte.
No son ganas
De estrellarme con el tiempo.
Es un dejo,
Un esqueleto,
Un sentir que vuelo cerca del
tapiz
Del universo.
No despierto,
Me estremezco
Con tus olas, tu deseo, tu
ser necio.
Me torturas
Con tus alas
De murciélago.
Me das muchas noticias de pez
muerto.
Me encanta la manera en que
regresas
A los mismos lodazales de
mensajes
Yertos.
La única vez que revertiste
el cosmos
Fue cuando estuvimos cerca
del abismo.
Me encontraba esa vez como es
costumbre con gripe,
Con dolor de panza,
Con artritis
Prematura.
Me enloqueces,
Me das nauseas,
Me sofocas.
Y sin embargo tengo frío.
Frío de no caminar como es
debido.
Con las alas largas,
Con la cara limpia,
Con mis tripas lavadas y la
cabeza simple.
Simple como un alfiler
afeitado.
Con las convulsiones de un
muerto que ya no espera nada.
Soy la espera,
soy tu llama.
Soy tu espera,
soy tu espada.
Me enloquece no saber cuándo
terminará este jueves.
Este jueves que son tantos y
son el mismo jueves que se repite
Al fin,
cada semana.
Cada semana.
Cada semana.
El mismo, mismo, mismo
jueves.
El mismo jueves.
Cada semana.
Nada llama,
Solo llama la semana.
La misma semana de tantos
años,
De tantos días.
No hace falta
que me digas
que no hay nada.
¿Y si no hay nada?
¿O si no hay nada?
¿Qué caso tiene vivir por
tantos, tantos jueves
y lunes y martes y deshoras.
La nada llegará otro jueves,
Como siempre, como nada.
Como si no hubiera sido
preciso caminar por estos jueves
Como si fuera nada.
No es por nada,
Pero tanta espera pareciera
precisar una demanda justa.
Un premio de consolación al
menos:
Pero nada.
Nunca hay nada.
Nunca hay “cosa alguna”.
Solo espera.
Solo nada.
Nada.
NADA.