PROMETEO DOS
Ya no voy a nadar y
los ceniceros están llenos de odio
consumido.
Ya los mismos relojes
dan las mismas horas y espero
las noticias de
muertes
de seres queridos
cada vez que suena el
timbre
de un teléfono.
Mis agotadas venas
están llenas de sangre
enferma.
Mi reloj referencial,
el que me despierta
cada mañana aunque sea domingo,
me dice que hoy no
moriré,
pero tal vez mañana o
dentro de unas horas...
O acaso antes de que
termine de escribir estas líneas.
Mi muerte está programada,
no por mí,
ni por mis ciegas
esperanzas,
sino por el
diagnóstico feroz que me obliga a dejar
mis papeles en orden,
y mis impuestos, todos, pagados.
Ya el cigarro último,
de la última cajetilla está consumido.
Todo está consumado.
Espero horrorizado la
llamada de la muerte, la de otros.
La mía la conozco
desde hace tiempo.
Soy Prometeo y solo
espero que los hígados, los míos,
mi hígado,
le causen un malestar
inenarrable a esos buitres,
buitres,
a esos malditos
buitres que no han acabado
de saciarse con mi
sangre
y mis delirios.
Por lo pronto sigo respondiendo
mails,
entrevistando
paradojas,
inalcanzando el
Everest.
Sigo en lo mío:
tratando educadamente
de no pisar al Otro,
o demostrarle a la
susodicha de cuán vileza soy capaz
cuando me enojo, o me
harto.
Sigo en la estructura
de una amabilidad incierta
y una inteligencia
desbordada
que no sirve para
maldita la cosa.
Me voy de vez en
cuando a mis baños de pureza
y me encuentro sano y
lujurioso con la espuma
gratificante de mis
encuentros
y de mis orgasmos.
Vivo para mí.
Soy un Prometeo egoísta,
rebelde,
cauto, silencioso,
bullanguero, irónico
y
altisonante.
Me da rabia el país
y el mundo,
pero se me olvida la
rabia y el mundo entero
y me duermo plácidamente
cada mañana
y cada tarde y cada vez que puedo.
Me duermo cada vez
que lo consigo y olvido.
Me gusta dormir y
olvidar.
Mañana moriré de
tanta eternidad y tanto olvido.
Soy un enfermo que
tal vez muera mañana o tal vez no muera nunca.
Me convertiré en roca
de tanta pereza que me causa el mundo.
Moriré, ya lo sé
dentro de un instante.
Ya muero, ya.
Soy tan feliz.
Soy.
Era.