Visité los sitios conocidos,
los detalles revivían como con agua.
Los mismos rostros se agolpaban,
se mezclaban, surgían nuevos,
distintos:
los mismos, pero otros.
Los pasos, los pasos:
eran como papeles amarillos.
Los nombres, los nombres:
eran los mismos,
pero se quedaban quietos,
a la espera de ser llamados
una vez más.
Y las horas eran muchas,
esperarían
aTentas.
Se desconocían a sí mismas,
se creían las mismas,
pero habían llegado a una fotografía sin picaporte y sin ventana.
Eran las mismas horas y eran otras.
La noche llegó más tarde,
caminaré por esos huecos,
estallaré en palabras,
continuaré
las repeticiones,
regurgitaré mis entrañas:
seguiré sin entender los misterios.
Viejos goznes,
salados botes,
viejos odres
revientan.
El corazón de pan surge amoroso con sus huellas crujientes.
La telaraña se desvanece,
el tiempo se disloca:
eres tú entre tanta vejez y tanto olvido, eres tú renovado.