martes, 5 de octubre de 2010

Ilusión

Ilusión

Mis pequeñas agonías




Yo te busqué toda la noche, tú no sabes...

Pensé que estabas, por ejemplo, caminando por las calles

sin paraguas, sin lamentos, sin horarios.

Busqué tu cara, tus insólitos modales.

Subí, bajé por escaleras puentes, taxis,

periféricos, viaductos, ejes viales.

Seguí tu rastro adivinando los detalles.

Tu despertar, tu voz, tu nombre, tus manías...

Tu piel, tu paso, tu saludo, tus pequeñas agonías.

Imaginé por un momento que a lo lejos te veía...

Qué confusión, no puede ser, estoy soñando...

Qué voy a hacer, debo correr, me está esperando.

Voy para allá, le voy a hablar: Tal vez

un hola, qué pasó, dónde estuviste.

O en esos casos es mejor un simple:

Bueno, ¿y cómo estás? ¿A dónde vas?,

¿vienes conmigo?

Llegué por fin y enmudecí.

Me congelé, me enfurecí,

hoy todavía no lo puedo resistir.

Llegué a la esquina y no te vi.

Te escabulliste, te escondiste, te escapaste.

Eras un sueño, una visión, una vulgar aparición.



Yo te busqué toda la noche tú no sabes.

No te encontré, sigo esperando que tú vuelvas.

Sigo esperando que algún día tú aparezcas por las calles.


Benjamín Gavarre

perros

El pasado da reflejos


como un retrovisor roto

mi perro reclama:

está aquí, es hermoso.

Los perros de otros días son imágenes

... sin olor

que viven

con otras perras

otras alegrías

ajenas

distorsionadas

Son ajenos

sssson perros de Otros

Envejecieron

Son Otros perros

miércoles, 4 de junio de 2008

DESOLACION

Para reinar... La perra noche.
BG

láminas de alabastro

Láminas de alabastro, 
luz enjuta sin frío. 
Libre marmota en hielo; no calor,
no Camino.
Sólo contemplo las aves azules,
sus párpados de mirada hueca
se asoman por ventanas de inocencia súbita,
aladas como las escamas de una misma 
nueva especie 
marina.
En sus cabezas de medusa
se distingue una silueta de alucinógena hembra.
Un macho cabrío teje sus lamentos.
Jeremías resucita. 
No hay destino.
La desesperada Fuente dice: 
aliento llega...
La misma sensación marina se vuelve de nuevo azul.

Me desenfundo una vez más en este acantilado
lleno de peces 
imposibles.
La colonia. 
El arrecife es vital.
Es redondo
como un suspiro.
La memoria de tantos oleajes me dice:
agua viva. 
Agua viva. 
Más que una rosa virgen,
elemento de dios,
agua invisible,
si el tiempo tiene números,
dejémoslo correr por donde sigue...
Yo tengo un hijo nuevo
que se baña en las fauces del milagro 
que desata sus ojos infinitos.
Ése fue el primer verso, 
pero no estaba escrito de ese modo. 
No podría describirse. 
La naturaleza insensata
de su ritmo
se mueve 
y se mueve
sin embargo 
como una gota lúcida.
Se mueve
en el río y la ciudad. 
Las voces del río me alcanzan 
y los sonidos del ave se acercan.
Los mismos que conocí hace poco

Un vuelo 
un albatros
un albatros vivo
una U que llega y me marea...
La muerte está desnuda
inaugurando feliz cada principio
sólo se viste con su capa
de diosa
para enlutar la gloria que posee cada fin:
No me merezco la latitud hinchada de su nombre
no me explico la inmaculada fe de un parpadeo
Los oídos me estallan.
Cada letra escuchada
me recuerda otros tiempos...
Tiempos menos fortuitos

Benjamín Gavarre y Esaú Corona

viernes, 23 de mayo de 2008

NADA y Priscila



Se manchó los dedos con su pluma atómica y decidió que no escribiría ninguna nota que explicara su suicidio.




LA GORDA PRISCILA



















SE SIENTE CLEOPATRA.


















SE BAÑA EN SU LECHE,


















MI MIRA, ME MIRA.










































PLATICA CONMIGO,


















ME MIRA, ME MIRA.










































SE SUBE A LA CAMA,


















ME SUELTA SU COLA.










































LA GORDA PRISCILA


















ME MIRA, ME MIRA.










































SE PONE SUS CREMAS,


















ME LLEVA A LA CAMA.


















POLVEA SUS NALGAS.


































































LA GORDA, LA GORDA,


















SE RIE Y SE CALLA.










































SE PONE RUBOR


















Y SE UNTA LAS PATAS.










































ME CANTA CON FUERZA,


















LA POBRE ES MALSANA,


















Y HABRÁ QUE CUIDARLA.


















ES LINDA Y ES FRÁGIL.


































































SE MUERE DE AMOR,


















SE MECE, SE MECE…










































CUAL GATA, COQUETA,


















ME UNTA MENJURJES,


















DE SAVIA, DE COLCHA,


















SE LLAMA CRISTINA,


















SE DICE PRISCILA,


















SE VUELVE UNA ESCLAVA,


















DE LUCES Y ESTRELLAS.










































QUIERE SER MUCAMA,


















SE VISTE DE ARMIÑO.


















QUIERE SER MODELO,


















LAMENTA SU ESTAMPA,


















SE CUBRE LAS CANAS,


















YA ES UN POCO VIEJA.


















¡QUIÉN QUIERE COMPRARLA!










































POR LA QUINTA COPA


















DE CAMA TRAS CAMA,


















DE ORILLA EN ORILLA,


















LA GORDA CRISTINA,






PRISCILA, PRISCILA,


















MUCHACHA O MOFETA,


















SE VISTE DISCRETA,


















SE ESCUCHA SU RISA,


















ESTRELLA DE MODA,


















LA GORDA PRISCILA,


















SE COMPRA UN MARIDO,


















SE VISTE DE RUBIO,


















SE PINTA LAS UÑAS,


















TACONES DE ESMALTE,


















DE TONOS SIN FIN.










































SU CUELLO ARRUGADO,


















NO QUIERE SER VISTA,


















SE MUERE DE ASFIXIA.










































LA GORDA NO ES GATA,


















NO ES BELLA, NO ES FLACA.










































SE MAQUILLA LINDA:


















SE HOSPEDA EN UN CERILLO.


















SU VIDA ES UN RESPIRO,


















SU CUERPO, UN ATAÚD.






































































































EL EQUILIBRISTA

* * *
Después de haber dejado la corbata empieza a caminar por la sala de su casa. Se dispone a dar el segundo paso; retrocede y quiere avanzar de nuevo; da el siguiente paso; luego, el último.



Benjamín Gavarre

LYZBETH

 De bruja, corcel de bruja quisiera. Te invoco bajo el nombre de la más puta. Sales de la persiana, puta de todos los cerrojos. Tu nombre no es Alberta, no es Beltrana; sin camisa hueca te hueles los sobacos, enredada en sandalias de pátina roja. Josefina horrorizada te observa a ti en tu mala casa de bestia de chancro blando. Bruja de la puerta, de todas las puertas subterráneas. Sin engaño subes con toda la noche. LyZbeth que me quiere hipnotizar y luego flagelar, oh Cerda, te nombro con todos las horas que vendrán, muy putas, ¡LyZbeth!
Benjamín Gavarre

¡Dónde están!



Es territorio fangoso, pero detrás del escudo vive un ámbito de peces, refugio de coral. Luminosos amigos
nos esperan.
Benjamín Gavarre

El Mago

 Se puso la chistera; sonrío a su imagen; retocó el bigote; abrió la puerta: salió.
Después de los aplausos entró a su camerino; se quitó la chistera y la puso encima de la cama.
Los aplausos seguían a lo lejos, insistentes. El espejo, complacido, lo miró, para siempre, por última vez. 

 Benjamín Gavarre

jueves, 22 de mayo de 2008

Destino


La estrella estaba muerta.

También
el pescador
que nunca se
ENTERÓ
del pronóstico del tiempo.



De nada

De
nada

De dónde
Eh!!!

Dime



Mezclados doy,
di,
dardos desnudos.


Debes,
don de duendes,

darme la de todos

los de débil dinastía. 

De adelante donde duele dame. 


!Dameeeee!!


¡Demonios!

¡Diablos!



 ¡Déjame decirte!


Decía.


¡Ejemmh!

Debes




¡Debes!!!!!!

Doblemente:
decidirte: 


Deja sordos ademanes,

digo,

de dura,

dudosa,

procedencia. 


Dando de todos modos 

dobleces terminados,

de dichas decenas de diamantes,

días encendidos, 

despedida despacio

quedo diré,


desde dentro:


desdén


DESDÉN

sÍ,


DESDÉN!!!!


NO

desdibujado.





dibujado


muy

DIBUJADO



dibujado



DIBUJAAAAAAADOOOOO






Benjamín Gavarre















VERANO

 ↑ ¤ V E R A N O

La fría paleta de limón era un estorbo, el sol se había derretido.

  Benjamín Gavarre

CATEDRAL DE OLAS

Viene alba vital con la espera de un alivio. 
El viento, en las cortinas. 
El mar, atento a la duda,
a la traición,
al sueño y al olvido. 


Fatalidad



Salió de su casa y pensó que subiría al autobús. Corrió. La señal fue notoria, simple. Lo atropellaron. Era previsible, necesario sin duda.
Benjamín Gavarre

miércoles, 21 de mayo de 2008

Albatros

Albatros viene.
Es del color de la cera y no cuenta las horas. 
Tiene la sonrisa de un tumulto 
en llamas. 
Atento sonrío a su caudal de razones
a sus fabuladas nuevas,
a sus Aleteos de locura.
De albatros viene
de amorosa E 
de amorosa U
En pleno vuelo 
A tiempo, 
desde luego:
Se marea.
Se disgrega. 
Gesticula.
Sin resistencia
desvaría.
Conviene a su estatura
la risa y el gesto del Clown.
Desciende despacio...
desde la magnífica estatura de sus alas 
Profundo tu aliento: 
sin aliento me dejas. 
Sucumbo tartamudo.
Sí, y más tu vientre. 
Alba Atroz 


Albatros:

ESAÚ

Benjamín Gavarre

Viaje redondo

 La esencia de un perfume:
Altas olas (definitivo altar).
La flecha se aventura al cielo.
Fresco pino, 
estremecedor anhelo.
Un río: 
una sonrisa de manzanas de aceite,
de atardecer redondo.
Benjamín Gavarre

Señales

Señales llegan

Luz salada. Y se despereza,
eterno, el Animal,
el mar, en olas. 

Señales lejos

Mapa inútil, sin lágrima: 
el caparazón de la tortuga.

Señales sin sueño

Danza inicial, Iris cretácico: 
sombra de ropajes tintos. 

Señales soledad
Ventana sin afuera:
Los dioses, jeroglíficos, 
se asoman.  

Señales al final

La sonrisa fósil del insecto
se hace sol,
luz total,
rotundo rojo

Benjamín Gavarre

¿No te gustó? Monólogo sonámbulo. BEN GAVARRÉ.

 

 









¿No te gustó?

Monólogo sonámbulo.

De Ben GAVARRE

Seguido de dos versiones de la breve narración.

(Se enciende una luz tenue sobre el personaje, que está de pie frente a un espejo, con la boca casi pegada a él. Habla en voz baja, casi susurrando).

 

(Se toca los labios con la punta de los dedos, como si el espejo le quemara).

 

Tengo la boca pegada en el espejo. El cristal está helado. ¿Es mi aliento lo que empaña esta superficie o el calor de otra persona? (Se aleja un paso). ¿Eres tú? (Se acerca de nuevo, inspeccionando su reflejo). Mis ojos… ¿son míos? Son grandes. Demasiado grandes. ¿Es por la cercanía? O se dan cuenta de algo que me pasa de noche… Ja, ja, me pasa de noche… Como si vieran algo que yo no… ¿qué ves, tú?

 

(Se aleja, se va hacia un rincón del escenario).

 

El radio… (gesticula con la mano como si quisiera silenciar un ruido en el aire). El shu shu garaluz. Habla… Háblame… ¿Yo? ¿A quién? No. No, no me entiendes. Mis ojos turbios me perturban. Tengo las pupilas dilatadas. Tengo frío. Hace tanto frío… ¿De dónde viene tanto frío? No viene del aire… (Se toca el pecho). Es de aquí dentro.

 

(Regresa al espejo. Lo mira con intensidad, y en un acto impulsivo, apaga la luz de un interruptor imaginario).

 

La luz… se fue. Y la pupila, ¡Dios!, se inunda… se inunda de negrura. Un vacío. Prendo la lámpara… (vuelve a encender la luz imaginaria). Y ahí estás. (Toca el espejo de nuevo). Un rostro sin lágrimas. Ni una sola. Yo… no lloro. Tú tampoco. No podemos.

 

[Escenas de sonambulismo]

 

(El personaje comienza a caminar lentamente, como si estuviera en un trance, por el escenario. Se detiene frente a una maceta imaginaria).

 

Aquí… aquí está. (Se desabrocha los pantalones imaginarios). El excusado… el de los sueños. El de las hojas. (Habla en voz baja, casi somnolienta). La tierra suave… como un colchón. (Se “orina” en la maceta imaginaria y luego se abrocha). Me voy a la cama. Pero no… no estoy en la cama. ¿Estoy aquí? (Se mira los pies). Y mis hermanos me llevan. Me llevan, sí. Me recuestan… y me dicen que estaba en la sala. Que estaba viendo la televisión. Veía la pantalla que estaba en la ventana. Y me dijeron que estaba dormido. No recuerdo. Pero mis pies están fríos.

 

(Se levanta y camina hacia un rincón del escenario donde hay una canasta de ropa imaginaria).

 

Busco… busco algo. El olor… de él. Huele a ropa limpia. A suavizante. Busco su camiseta. A mi amante. ¿A mi amante? (Se queda quieto, como si se preguntara a sí mismo). El clóset… (se dirige hacia él, abriendo la puerta imaginaria). La ropa en el cesto. No está. No te encuentro. Pero tú me esperas. ¿Dónde te busco, si no existes?

 

(Se detiene y coge un pan imaginario de una mesa).

 

Tengo hambre. Es pan. (Lo muerde y mastica lentamente). Pan de dulce. Dulce como… la cajeta. Pero agria. Agria. (Camina de nuevo, ya no se dirige a la canasta de ropa, sino a otro lugar). Me lo llevo. A la cama. A ti. (Se acuesta en el suelo, con el pan imaginario en la mano, y lo mira con una expresión de desconcierto). Lo voy a dejar aquí… para cuando despierte. Pero… ¿cuándo despierto?

 

(El personaje se levanta, con una energía más agitada y confusa).

 

¿Dónde estaba? ¡Qué semáforos! ¿Por qué la lluvia es verde? (Vuelve a las escenas anteriores).

 

La mesera… no me entiende. Con dos cucharadas… ¡le digo! No me sirve nada. Me voy.

 

Voy a prender otro cigarro. Me gustaría un sombrero. Voy a entrar al cine. Ultima butaca. Un tipo se acerca. Me la agarra… me la jala… me voy. Película sin títulos. ¿Está en alemán? Me voy. No veo la cara del tipo. Me vine. Qué asco de película. Salgo. Todo es humedad, oscuridad que las luces de los autos ahuyentan.

 

[El desenlace]

 

(Vuelve a su "casa". La luz en el escenario cambia a una más fría. Deja la puerta abierta imaginaria).

 

No. No voy a cerrar la puerta. Que se enoje. ¿Quién? La casa está vacía. Vacía de ti. (Grita al aire). ¡Maldito gato! ¡Lárgate! (Se toca la pierna con una mano, como si le doliera un arañazo). Así está mejor.

 

Comida. Eso… sí. (Abre un refrigerador imaginario). Mermelada… cajeta… pan en celofán… (Habla con voz fastidiada, como si le diera repulsión). Agrio. Todo está agrio. Que vuelva a comprar.

 

(Se sienta, se queda quieto, casi inmóvil, mirando al vacío).

 

Mejor ya me duermo. (Bosteza, pero con la mirada fija). O… ¿lo espero? (Se levanta y mira hacia el fondo del escenario, donde hay una sombra que podría ser su reflejo).

 

¿A quién espero, tú? ¿A ti? ¿Tienes una vida secreta que ni siquiera yo conozco? Lo sabes, estoy seguro.

 

 

¿No te gustó?

Relato segunda versión

​Mientras tengo la boca pegada en el espejo, siento el frío del cristal calándome los labios. ¿Soy yo el que mira o el que es mirado? El radio sigue con su cantinela confusa, ese shu shu garaluz que parece hablar en un idioma olvidado. Mis ojos, ¿son realmente míos estas ventanas redondas y oscuras? Apago la luz y la pupila, dilatándose hasta doler, se inunda de una negrura espesa, como un pozo sin fondo. Prendo la lámpara y la luz amarilla me golpea, revelando un rostro ajeno en el espejo. Ni una lágrima resbala. ¿Por qué no puedo llorar?

 

​Salgo a la calle. Un impulso ciego me arrastra. Olvidé el sombrero. ¿Pero yo uso sombrero? No... o sí... a veces. ¿Quién lo usa entonces? Siento el aire frío mordiéndome la piel, un escalofrío que no viene de la temperatura. Mis ojos... ¿por qué los siento tan turbios, como si mirara a través de un vaso sucio? ¡Qué semáforos tan estridentes! Bailan con luces violetas y naranjas, pero... ¿por qué esa mancha verde que lo cubre todo? ¿Por qué la lluvia que empieza a caer tiene un brillo esmeralda y huele a metal oxidado?

 

​Entro al café. La mesera me mira con extrañeza. No entiendo lo que dice, su voz llega distorsionada, como si hablara bajo el agua. Con dos cucharadas golpeo la mesa. No, esto no es lo que quiero. Nada de esto me sirve. Me voy. ¿Adónde? No lo sé. Mis pies me guían solos.

 

​​Voy a prender otro cigarro. Mis dedos torpes no atinan a encontrar el encendedor. ¿Por qué tiemblan tanto? Me gustaría un sombrero. Uno grande, que me cubra del mundo. Voy a entrar al cine. La sala está casi vacía. Ultima butaca. El terciopelo rojo del asiento se siente húmedo y frío bajo mis manos. Un tipo se acerca. No le veo la cara, solo una sombra que se cierne sobre mí. Siento su mano agarrando la mía, llevándola a su entrepierna. Un escalofrío de asco y confusión me recorre. Me agarra. ¿Por qué lo permite mi mano? Me voy. La película parpadea en la pantalla, imágenes borrosas sin títulos. No entiendo alemán o lo que sea que hablen. Me voy. Me vine. Una punzada de extrañeza. Me voy. Me siento liberado pero solo del vientre. Todo es confuso.

 

​​No voy a cerrar la puerta. ¿Por qué debería? Que entre quien quiera. Y no me importa que se enoje. ¿Quién se enojaría? La casa está vacía... o no. Siento una presencia en la oscuridad. Maldito gato. Sus ojos amarillos brillan como brasas en la penumbra. Siento sus uñas clavándose en mi pierna. Lárgate. Así está mejor. Silencio.

 

​Comida. Eso está bien. Mi estómago ruge. Abro el refrigerador. ¿Qué tiene este irresponsable guardado aquí? Mermelada de fresa que huele a rosas muertas, cajeta dura como piedra, pan envuelto en celofán pegajoso, leche agria. Todo. Que vuelva a comprar.

 

​Mejor ya me duermo. El cansancio me pesa en los párpados. O qué. ¿Lo espero? Una sombra al final del pasillo. ¿Y de qué vamos a hablar?

 

 

 

¿No te gustó?

Primera versión.

 

¿No te gustó? Mientras tengo la boca pegada en el espejo escucho el radio shu shu garaluz Mis ojos grandes. Apago la luz y la pupila abierta enorme se inunda. Prendo la lámpara. Ni una lágrima. Yo*

Salgo a la calle. Olvidé el sombrero. No yo no uso. Mis ojos turbios. Tengo frío. ¡Qué semáforos! ¿Por qué la lluvia es verde? La mesera no me entiende. Con dos cucharadas, le digo. No me sirve nada. Me voy *

 

Voy a prender otro cigarro. Me gustaría ponerme un sombrero. Voy a entrar al cine. Ultima butaca. Un tipo se acerca me la agarra, me masturba, me voy, película sin títulos, no sé alemán, me voy, no veo la cara del tipo, me vine, me voy, qué asco de película *

 

No voy a cerrar la puerta y no me importa que se enoje. Maldito gato, me araña la pierna; lárgate, así está mejor. Comida, eso está bien. Qué tiene este irresponsable. Mermelada, cajeta, pan en celofán, leche. Todo a punto de acabarse. Que vuelva a comprar. Mejor ya me duermo; o qué, ¿lo espero?